La Refinería da Coruña fue inaugurada el 11 de setiembre de 1964. Está situada entre los valles de Bens y Nostián en el ayuntamiento de A Coruña, aunque con sus sucesivas ampliaciones ha cogido también terrenos del vecino ayuntamiento de Arteixo. Actualmente es propiedad de Repsol y tiene una capacidad de refinado de 120.000 barriles/día y una extensión de unas 150 ha. (unos 210 campos de fútbol como Riazor, porque una hectárea no es siempre un campo de fútbol).

Desde entonces viene actuando como un «vecino rico e incómodo» para la ciudad. Rico por el aporte económico que realiza (9 millones de euros en impuestos en 2008, 70 millones en compras y contrataciones) y los puestos de trabajo que genera (600 empleados directos, 400 indirectos y 3.000 inducidos). Incómodo por la contaminación que genera y por el consecuente oleoducto (ahora poliducto) que recorre toda la ciudad desde el puerto hasta la susodicha refinería. Una situación prácticamente única en Europa y que, afortunadamente, tiene fecha de caducidad con el traslado de los pantalanes de Repsol al Puerto Exterior.
Y si bien la vista diurna de la refinería ofrece un espectáculo industrial bastante deprimente, este patito feo de día se convierte en un increíble cisne luminoso por la noche creando una estampa que todo el mundo acierta a reconocer como «la ciudad de Blade Runner«, la famosa película de Ridley Scott de 1982.

Y como una imagen vale más que mil palabras ahí van unas cuantas fotos de esta «Coruña distópica» que podemos observar por las noches a poco que nos acerquemos a la refinería. A ver si las ve Ridley Scott (ahora solo productor ejecutivo) y las tiene en cuenta para la inminente secuela de la película ;-).
Actualización…
Tengo la versión de la primera foto pero esta vez nocturna. Está sacada desde el Parque del Monticaño: