¿Es el código de Hammurabi (Ley del Talión) civilizado?

Los últimos acontecimientos relacionados con la justicia han traído a mi mente uno de los primeros códigos de leyes que se conoce de la humanidad, hablo en concreto del Código de Hammurabi, escrito alrededor del 1790 antes de Cristo en la antigua Babilonia.

El código se conserva en el Museo del Louvre de Paris grabado en una estela de basalto de más de dos metros de altura. En la parte superior está representado el rey Hammurabi junto con el rey del Sol mesopotámico (Shamash). En la parte inferior se encuentra el código en sí grabado en caracteres cuneiformes acadios.

¿Qué clase de leyes recoge este código?

Pues básicamente se trata de una forma compleja de la Ley del Talión, es decir, el famoso «ojo por ojo, diente por diente». La Ley del Talión es un principio jurídico de justicia retributiva en el que la norma impone un castigo que se identifica con el crimen cometido.

Dicha ley aparece citada varias veces en la Biblia, por ejemplo en el Éxodo 21:23-25 encontramos las famosas frases:

Pero si sucede una desgracia, tendrás que dar vida por vida,
ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
quemadura por quemadura, herida por herida, contusión por contusión.

El código de Hammurabi incluye 282 leyes algunas de las cuales recogen casi literalmente las famosas sentencias de la Ley del Talión:

196. Si un hombre quita el ojo de otro hombre, su ojo será quitado.
200. Si un hombre extrae el diente de otro hombre, su diente será quitado.

Otras sentencias incluyen el concepto de justicia retributiva o, básicamente, que te hagan a ti lo que tú has hecho a otros, a veces de una manera peculiar.

209. Si un hombre golpea a una mujer embarazada, lo que le provoca el aborto, entonces deberá pagar 10 shekels por su pérdida
210. Pero si la mujer muere también entonces la hija del agresor será sentenciada a muerte.

Pero también el código incluye compensaciones por los delitos, algunas veces eran compensaciones monetarias pero otras veces eran condenas más brutales que incluían mutilaciones y, como no, la pena capital:

6. Si alguien roba la propiedad de un templo o de la corte, será sentenciado a muerte junto con el receptor del artículo robado.
195. Si un hijo golpea a su padre se le cortarán las manos

Sin embargo el código no se paraba sólo en los castigos, sino que también se ponía a organizar la vida de las familias en aspectos como las relaciones conyugales, las relaciones paterno-filiales, etc.

128. Si un hombre toma una mujer a la esposa, pero no tiene relaciones con ella, esta mujer deja de ser su esposa.
168. Si un hombre desea expulsar a su hijo de su casa, y declara ante el juez: «Quiero expulsar a mi hijo», entonces el juez examinará en sus razones. Si el hijo no es culpable de ninguna falta, por la cual se le pueda expulsar de forma justa, entonces el padre se verá obligado a readmitirlo.

Regulaba también los servicios profesionales:

229. Si un constructor no construye una casa correctamente, y esta se derrumba matando a su dueño entonces el constructor deberá ser condenado a muerte.

Y, como no, siempre hay clases y los esclavos también tienen sus derechos, aunque un poco reducidos.

199. Si un hombre extrae el ojo de un esclavo, o rompe sus huesos, entonces deberá pagar la mitad de su valor.

El código también incluía normas para controlar los juicios, así que se cuidara mucho el Garzón de la época que la prevaricación ya estaba penada:

5. Si el juez de un caso llega a una decisión y la presenta por escrito, y luego se descubre que hubo un error en la decisión y que fue por su culpa, entonces debe pagar 20 veces la multa impuesta por él en el caso, será públicamente apartado de su puesto y nunca más podrá dedicarse a la judicatura

¿son civilizadas este tipo de leyes?

Uno de los problemas de leer hechos históricos es pretender juzgarlos con la moral actual, es decir, no es la primera vez que leo artículos hablando de Julio César al cual ponen a caldo por «lanzarse a conquistar otros países». Vale que hoy en día eso está mal visto, pero en la época de César o conquistabas o te conquistaban, era ley de vida, y el mejor dirigente era aquel que expandía las fronteras de sus dominios.

Con estas leyes pasan cosas similares, se las juzga desde el punto de vista de los códigos de leyes actuales y se las critica por salvajes: mutilaciones, asesinatos, desprecio por la integridad de los esclavos o de la mujer, etc. Sin embargo, la gente no se da cuenta de que códigos de leyes como el Código de Hammurabi son más una muestra de civilización que de salvajismo y que el «ojo por ojo, diente por diente» no es más que el propósito de limitar la venganza de los agraviados: si a ti te han quitado un ojo entonces sólo tienes derecho a resarcirte quitándole un ojo a tu agresor, pero nunca podrás mutilarlo de otra forma y mucho menos matarlo.